A propósito del aniversario de su fallecimiento, los profesores de Literatura de la UDEP Manuel Prendes y Crisanto Pérez explican por qué el escritor argentino es uno de los mejores, y anotan sus mejores cuentos.
Por Evelyn Coloma. 13 junio, 2014.Olvide su fama, olvide que se trata de uno de los autores más destacados del siglo XX, que es complejo, que trasciende. Para leer a Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 24 de agosto de 1899 – Ginebra, 14 de junio de 1986), señala Manuel Prendes, basta con dejarse llevar por la fantasía.
“Muchos lectores se espantan ante la figura de un clásico. Pero en Borges puede atraer su reivindicación de la fantasía pura, la imaginación, el juego del ingenio. Admite temas de gran densidad, pero lo primero que uno ve son los mundos fascinantes y tan bien estructurados que nunca dejan de sorprender”, comenta el docente de la UDEP.
Y apunta que el escritor argentino ofrece lo que esperan los jóvenes lectores –o tiene lo que les gustaría escribir-: “historias totalmente insólitas, como una enciclopedia sobre un lugar imaginario, una biblioteca infinita que incluye todos los libros del mundo, finales alternativos a conocidas obras literarias, etc.”.
De igual forma, Crisanto Pérez Esain, profesor de Literatura de la UDEP, recomienda conocer los textos de Borges porque admiten diferentes niveles de lectura y dejan ver que la realidad es más compleja que cualquier creación humana.
“Su obra permite reflexionar sobre la vida, sobre el conocimiento y otras cosas, desde la ficción. Es una clara demostración de que uno puede imbuirse en un mundo fantástico, casi en la evasión mental e ir, de alguna manera, al conocimiento de la realidad”, explica.
Pérez destaca que la complejidad del argentino se halla en el significado de lo que dice más que en la forma de su obra, que utiliza un lenguaje sencillo, lejos de frases pomposas o recargadas: “Otro aspecto fantástico en Borges es su lenguaje limpio. Hay un mito sobre la época cuando estaba ciego, que él mismo se encargó de difundir, que dice que escribía los cuentos de memoria y después se los dictaba a su esposa. Entonces, el hecho de pensar siempre en el cuento supone que ya no se puede cambiar, porque es perfecto, con ese lenguaje muy normal, estándar, pero en el que cada palabra es como una pieza imprescindible, que no puede faltar”.
Por dónde empezar
Manuel Prendes anota que Borges era un gran lector, que mostraba su gusto por la filosofía, que ha descrito libros que no existen o libros a los que muy pocos tienen acceso. Y Cristanto Pérez Esain añade que el autor escribió cuentos sin formato de cuento, haciendo ficción con otros formatos, como en “Pierre Menard, autor del Quijote”, donde narra la biografía de un escritor ficticio.
Pero, no se asuste. Si nunca ha leído la obra de Borges, compuesta por ensayos, cuentos y poesía, los expertos recomiendan que empiece por los cuentos. Las recopilaciones de cuentos “El libro de arena”, “El informe de Brodie” o “La historia universal de la infamia” podrían ser su mejor elección.
Los imprescindibles
Prendes y Pérez escogen entre sus favoritos seis de los mejores cuentos de Borges, que nadie debería dejar de leer.
1. El Aleph. Según Pérez, es el paradigma borgiano. Tiene muchos niveles de lectura y aparece el lado irónico de Borges, donde se ríe de sí mismo. Aquí escribe con la rabia de saber que la mujer que ha amado durante mucho tiempo estuvo enamorada de otro hombre peor que él. Además, para el especialista incluye uno de los momentos más gloriosos de la literatura en castellano: la descripción del Aleph o la totalidad.
2. Los dos reyes y los dos laberintos. Es un gran microcuento, publicado antes de que los microcuentos estuvieran de moda. Con unas quince líneas, es una metáfora del conocimiento del mundo, escrito de forma amena, con un aire de fábula oriental. Explicar el cuento sería más extenso que el cuento mismo, lo que apunta a la modestia intelectual.
3. El jardín de senderos que se bifurcan. Es un cuento policial narrado el contexto de la Primera Guerra Mundial, que lleva a otro mundo sinfín. Supone una forma de conocer la realidad a través de la ficción.
4. El otro. Borges viejo se encuentra en Estados Unidos con el mismo Borges, joven y residente en Suiza. El descubrimiento de cada uno es el otro da lugar a una situación original y fantástica. Según Prendes, es una reflexión sobre la realidad de lo que cambia y lo que permanece en la existencia humana, y la multiplicidad de la vida.
5. La casa de Asterión. En muy pocas páginas crea un aire misterioso y finalmente ofrece la clave para interpretarlo. Incluido en El Aleph, este cuento representa para el lector un descubrimiento grato y sorpresivo de la realidad.
6. Funes el memorioso. Aunque puede ser exigente, el cuento es una reflexión sobre la sabiduría y el aprendizaje. Aboga por la idea de que para conocer es preciso olvidar y explica el fundamento de la abstracción, mediante un Borges sabiondo y un personaje con el grave problema (y no don) de su portentosa memoria.